Politicas de Vivienda Social y Derecho a una Vivienda Digna
de la Felicidad Interna Bruta y la Hipótesis del umbral
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Gustavo Fuentes Gajardo
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Universidad, Estudiantes y Sociedad: Una discusión sobre responsabilidad social
Chile tiene fama de ser un país exitoso económicamente. Pero al igual que la luna, siempre está presente un lado oscuro, pues si bien no debemos menospreciar los logros indiscutibles de la economía, las expectativas en cuanto a educación, salud y proyecciones sociales se han visto mermadas. El sistema comienza a hacer aguas.
La Educación Superior actual nace con la reforma de los años 1980-81 a través de la llamada “Ley de Educación Superior”, Decreto con Fuerza de Ley de dudosa legitimidad jurídica. Ello coincide con el traspaso de la educación pública a las municipalidades, con sus consecuencias vistas hoy en los medios. El ministro del interior de aquellos años -Sergio Fernández- entendía esta reforma como “un paso histórico en el avance de Chile hacia una sociedad realmente libre, moderna y justa” ¿utópico no? La idea –según Santos Herceg- era introducir el factor competitivo a través de creación de más universidades y modificar el sistema de financiamiento. Las nuevas universidades no recibirían aporte del Estado, centrándose el Aporte Fiscal Directo (AFD) para las ya existentes universidades (8 en ese entonces, incluyendo nuestra UACh). Sin embargo, se crea el Aporte Fiscal Indirecto (AFI), que se traduce en que los mejores 27.000 puntajes vienen con una marraqueta bajo el brazo para la universidad que logre captarlo.
Según palabras del Ministro aludido, esto con la finalidad de mejorar la “calidad de la educación superior y recuperar el prestigio mundial en cuanto a la educación” ¿utópico nuevamente? Jorge Millas, el filosofo, antes de morir señalaba que “el economicismo de la sociedad de consumo y de la economía de libre mercado va imponiéndose en la política universitaria del país, hasta culminar en las extravagancias del autofinanciamiento y de la emulación empresarial”¿Un atisbo de la emulación empresarial no es acaso hoy la RSU en relación con la RSE?
¿Consecuencias? La educación superior depende completamente del medio y del mercado. Existe el “mercado de la educación” donde inevitablemente, producto de la competencia, se obliga a las Instituciones a medidas que van en desmedro del derecho a la “calidad educativa”. Medidas como la terciarización de la educación, apertura indiscriminada de carreras sin contar con infraestructura, y docencia, cierre de carreras por no ser “económicamente factibles”, etc. Por otro lado hemos visto como el AFI ha sido una herramienta que ha mermado diferencias sociales y ha creado una barrera infranqueable en relación al fin de conseguir calidad en la educación.
Se discute esto de lo privado y lo público. En el fondo, se traduce en una pugna de posiciones antagónicas entre la intervención o no del Estado. Pues bien, sanjemos algo: El carácter de universidad privada no necesariamente es antagonista de lo público. Carlos Peña concluía que enceguecernos en el debate de cuan socialista o no es plantear una educación pública es inutil, independiente del carácter privado o estatal de la institución. Lo que realmente se debe buscar es como asegurar que el paso por la universidad sea realmente una genuina experiencia pública.
Ahora centrémonos en los estudiantes universitarios. Escuchamos que los jóvenes no nos interesamos por nada. Que no nos inscribimos para votar, que no nos preocupamos por la realidad. ¿Qué se creen? ¿Piensan que la participación se resume en ir cada cuatro años a una urna? ¿Que para preocuparnos por la realidad necesariamente debemos inscribirnos en un partido político? Ellos –charlatanes- no saben que los jóvenes estamos en constante movimiento, participando de una infinidad de proyectos y organizaciones. ¿Qué si quiero votar por quien presidirá la Federación de Estudiantes? Ellos –meros activistas sin ideas- aún no entienden que su labor debiera ser justamente coordinar todo lo que hacen los jóvenes, y no arreglarse los bigotes entre ellos, procurando aferrarse al poder tal cual como lo hacen quienes monopolizan el concepto de “política”: los mal llamados políticos.
Coincido con Galeano, el uruguayo, quien dice que “se necesitan mas personas. Más personas que trabajen para mejorar el país, menos que desaprueben todo. Más personas que actúen, menos que opinen. Más personas que digan puede hacerse, menos que digan no lo lograran. Mas personas que proyecten el futuro, menos que solo hablen del pasado. Más personas que cumplan con los compromisos, menos que escondan sus verdaderas intenciones. Más personas que compartan y den, menos que sin hacer nada, se aprovechan de los demás”.
¿Dónde están? En todas partes, en un carrete, organizando un partido de deporte, levantandose temprano –dejando de lado el carrete de la noche anterior- para ayudar a los demás. Cuando discutimos en como cambiar el mundo y como mejorarlo. ¿Hasta cuando vamos a dejar que los demás se sigan adueñando del concepto de hacer política? ¿Por qué les seguimos dando en el gusto? Todo universitario debe comprometerse con la realidad ¿Cómo nos hacemos responsables? Actuando.
Ser joven universitario -dice Berrios- significa estudiar con pasión, con preguntas e inquietudes, formarse humanamente y conocer el país real, no el que muestran los “políticos” o los “medios”. El universitario que estudia su profesión sin conocer la realidad, que estudia para sí solo, será un mal profesional, un mediocre. Y ese universitario mediocre, el que piensa solo en él, será un fracaso para la sociedad, será un mal profesional, pues no se encuentra conectado con su realidad, con la sociedad.
Frente a esto, apreciamos una desarticulación entre la Universidad como polo del conocimiento y la fuerza existente hoy en los universitarios, en particular aquellos que invierten su tiempo, ganas y propuestas. Y ello es producto del contexto educacional existente con la carencia de un vínculo concreto: un pacto social entre estudiantes, universidad y sociedad.
No debemos centrarnos solo en reformar las nulas políticas. No debemos conformarnos con un simple departamento de RSU perdido en algún pasillo. Urge una gran reforma universitaria con responsabilidad social que no sean solo un maquillaje que dure solamente un momento. Para ello debemos reflexionar sobre el real sentido y significado social de la formación profesional y la producción del conocimiento. Esto con una mirada holística y transdisciplinaria, transformando a las Universidades –siguiendo a Vallaeyz- en comunidades socialmente ejemplares, donde los valores de la democracia, libertad e igualdad sean los pilares de un desarrollo sostenible. Que la docencia abra las puertas de las salas de clase, tanto en lo teórico como en lo práctico. Con investigación para el desarrollo, junto a convenios con los sectores urbanos y rurales de la sociedad. Todo ello, con una proyección social integral.
¿Es nuestra Universidad -cuyo fundamento y directriz inicial mediados del siglo XX fue la de ser el polo de conocimiento en el sur de nuestro país- una institución que comparta realmente los conocimientos para el mejoramiento de nuestra vida y de la comunidad o por el contrario, un mero instrumento de poder que en la práctica solo entrega privilegios sobre quienes no pueden optar al sistema, aumentado las brechas de desigualdad e injusticia social?
Mientras no reconozcamos que el sistema de educación superior imperante es un enfermo terminal que requiere morir para volver a renacer, no podremos concretar una real sociedad, inclusiva y que la sintamos realmente nuestra. Solo enfrentados a la muerte, ese hecho único, cierto y realmente inevitable y seguro, es posible replantearnos las cosas que estamos haciendo. Cuando lleguemos al inevitable momento de morir y nos preguntemos si realmente hicimos lo que amabamos, lo que creíamos en estos cortos años de vida, y si la respuesta a la pregunta es de carácter negativa, moriremos dos veces. Una muerte natural, y la otra, la muerte de los ideales y de los sueños inconclusos.
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Gustavo Fuentes Gajardo
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Del voto Nulo y el voto Blanco y la conciencia de hacerlo.
Cada vez que digo que votaré nulo o blanco los "ciudadanos de tomo y lomo" me quedan mirando como si hubiera atropellado a un cisne con el Maruti con ensañamiento o si hubiera tirado a un gato a los cables de electricidad. Derribemos algunos mitos:
- El voto nulo es el que tiene dos o mas preferencias.
- El voto blanco es el que no tiene preferencia, aunque tenga lectura de otro tipo.
- Los votos nulos y blancos no se consideran emitidos, por tanto no se suman a la mayoría como muchos concertacionistas asustados han señalado. Cosa distinta es que, por el hecho de no considerarse emitidos, el universo de sufragios baja y evidentemente el candidato que tiene un porcentaje mayor, se vería beneficiado. Y hablemos las cosas claras: en la mayoría de las encuestas que dan mayor porcentaje de preferencia al candidato de la Alianza, el voto nulo o blanco ayudaría a que salga electo. Por otro lado, lo mismo ocurriría en las encuestas que señalan como primera mayoría al candidato de la Concertación.
Es por eso que me empelota que Ricardo Lagos, hoy por hoy el "paladin" del medio ambiente, me venga a decir que por que voto nulo voto por la Derecha... con que cara este individuo, ciudadano como cualquiera, se siente con el derecho, se siente con la altura moral, o simplemente con la arrogancia de decirme lo que tengo o no tengo que hacer, pues de lo contrario, las penas del infierno caerán en mí. Es por eso que me empelota el animo triunfalista de personeros de la Alianza cuando se nota que lo que se busca es el poder por el poder y no la real construcción de una sociedad inclusiva, solidaria, que respecte la dignidad de las personas y el medio ambiente.
Me empelota encontrarme en los Campamento con funcionarios públicos haciendole campaña al candidato del 29%, diciendome que si voto nulo volverá la dictadura, que yo no viví eso, que yo no viví la privatización de la educación. A ellos les respondí que es cierto que no viví ciertas cosas, pero he visto de cerca la privatización de las aguas la década pasada, vi los desastres ambientales en mi país y especialmente en mi ciudad.
Me empelota encontrarme con concejales de la Alianza en los Barrios de familias erradicadas, comprando conciencia, cobrando favores, aprovechandose de la falta de información (y ojo que lo ví en la norte grande de las animas el mismo día que vi a los otros en el campamento girasoles de la corvi) y prometiendo quizas cuantas cosas con el nuevo "cambio".
Hablemos las cosas como son: soy de ese millon y algo de jovenes y no tan jovenes que fueron engañados por Marco Enriquez Ominami. De esos jóvenes y no tan jovenes que se esperanzaron en una politica distinta, inclusiva, con visión largo plazista. Marco si alguna vez pensaste en que este pais es olvidadizo, conmigo no cuentes para absolutamente nada mas ¡¡¡ eres un mentiroso igual que casi todos.
Mi voto nulo o blanco es protesta, es tener la conciencia de no apoyar a ninguno pues no me representan, es esperar que en algún momento seamos concientes y se escuche a la gente. Esperar que cuando exista una inscripción automática y voto voluntario, se exiga un quorum mínimo para salir electo, y si no se cumple, llamar nuevamente a elecciones... porque no? sería la única forma de que aquellos mal denominados "politicos" se dieran cuenta que su pega es de las mejores remuneradas y de las mas mal hechas.
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Gustavo Fuentes Gajardo
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